Into the wild
Siempre recordaré la primera vez que vi ‘El Capitán’.
Fue tras el desvío de la 41 hacia Fresno. Al final de esa recta un majestuoso bosque de sequoias que envuelve la vía durante millas, se abre como un telón para exhibir su escena cúspide.
Todo pasó a un slow-motion: el cuello torciéndose al cielo, la sonrisa dibujándose, el escalofrío por el brazo y la cadencia de pedaleo casi detenida, mientras la mirada se perdía atónita hacia esa prominente cabeza de granito.
Las fotos no hacen justicia. Esa brillante chuchilla afilada cae tan esbelta y firme como una melena recién planchada. Su presencia era tan impetuosa que se detenía hasta el que no quisiera.
De la sorpresa y mi gen montañero brotaba una pregunta espontánea, ¿podrá escalarse eso?
Ignorante de mi, ‘Jessie’ me explicaría días después que es quizás «la pared» más famosa del mundo para ello, mientras me enseñaba un íncreíble vídeo «gopro» , donde la rapelába el día anterior.
Ese bofetón de 1000 metros de altura me daba la bienvenida al famoso Valle de Yosemite que me mantendría cautivo durante días.
Into the Wild
Ahora bien podría sonar «Guaranteed», y empezar con un «Aquellos maravillosos días en..»
cosa ciertamente real, sólo que en mis ascensiones sonaba Swedish House Mafia.
Para un adicto, recibir su dosis de montaña no es a nada equiparable.
Para el viaje más soñado llegar a uno de los paraisos naturales del planeta es indescriptible.
Me resistí a hacer fotos, ciertamente no hay cámara (y menos la mía) que haga justicia en Yosemite.
Fueron días relajados, donde los ojos pintaban el cuadro más caro y donde las compañías, los saludos, los encuentros y la soledad plena y calmada, conectaban de forma especial con un entorno idílico.
Pasaba los días en el valle, y por las noches (todas menos una), recorría unos 10km al oeste; no sólo pq quizás la condición austera de nómada te inhibe a pagar por dormir, (5$ el campground más barato), o porque el tenso y dulce regusto de la acampada libre llevaba el suplemento del desafío al Ranger; sino para llegar al encuentro de uno de los amigos más preciados cuando se descubre: uno mismo.
En éste rincón nos reuníamos a solas y llegaba, al caer la tarde, la preciada hora del baño, la escritura y el silencio.
¿Alguien ha visto los osos de Yosemite?
Así bromeába una mañana con dos chicos de Figueres. Es curiosa la dependencia humana de asimilar la realidad sólo a través de nuestros sentidos. Por ello, Yosemite está lleno, repleto, inundado de peligrosos osos, pero tan sólo en una casi psicótica red de carteles que hacen que lo cuestionáramos como atracción turística.
Siendo honestos, hay que creer que el «problema» existe, y no es de osos si no de humanos. Humanos que transportan u olvidan «comida fácil» para el oso que convierte su condición salvaje en un acercamiento y a veces en agresividad que obliga a los Rangers (ya que ningun zoo quiere adoptarlos) a que sean sacrificados. 🙁
El Valle
– «This valley is really gorgeous» – me decía un ciclista kilómetros antes de alcanzarlo.
Si estuviera con mis amigos y me preguntaran, ellos que me conocen, repetería tres veces la misma palabra, brutal.
Al segundo día no causa sorpresa que los ciervos paseen entre la gente sin inmutarse o que las ardillas suban a la mesa de al lado con un insultante descaro.
Pero poniéndonos el traje crítico… el Valle de Yosemite es otro Portaventura máximo. Ahora bien, aqui viene la mano yankee tan escrupulosamente perfeccionista:
Nada es extravagante y el valle lo tiene todo, hoteles, campgrounds (campings), servicios, pero con una discreción tal, que las infraestructuras, el color de la madera, la mínima luz nocturna, las casas, bungalows, o prácticamente todo, congenia armoniosamente con la vegetación, hasta ocultarse entre ella.
Nada resalta por encima de la naturaleza y es donde se aprecia esa minuciosidad americana para crear casi una ciudad entre el paraje más bello sin que nada pase de un segundo plano.
Social Yosemite
Como siempre, si algo me atrapó del lugar, a pesar de la belleza, fue su gente.
Qué tantas veces me preguntaron acerca de la bicicleta.., la primera pregunta solía ser.. (en inglés)
¿De donde vienes? (o ¿Cómo de lejos vienes?) Imaginad que si al responder –«San Francisco»– el feedback común era un «woow!!!!».. cuando explicaba que me dirigía a South América… no daban crédito. 😆
Asi coincidía varias veces, en sitios cómo Curry Village (punto de acceso Wifi), con gente cómo Marty con su bici eléctrica, los simpáticos de origen indio que me invitaron a desayunar, escaladores como Jessie, varias parejas y gente españolas y catalanas, cicloturistas como Matthew que iba hacia Canadá, Tony (americano que viajó por todo México) o James con el que coincidía dirigiéndose hacia la Patagonia y otros cuyo nombre no recuerdo. E incluso alguna tarde pude compartir un rato en el climbers campground, el mítico camping de escaladores al lado del Camp 4 donde al acercarme me ofrecí amistosamente a «hacer el ridículo» con sus slacklines.
y no sólo, sin ser poco, por recorrer estos parajes sin más fecha final que una corta economía (sólo gasto en comer) o las ganas de seguir hacia otro lado,
sino por que elegir vivir de lugar en lugar, con las inclemencias y la incertidumbre como pareja,
potencian los sentimientos diarios de forma tan abrumadora, intensifican tu vida tan radicalmente,
que conectar con esas culturas, almas viajeras, sonrisas fortuitas o con la soledad más preciada,
se convierte en algo inimaginablemente maravilloso.
Como top fan declarado de tus locuras te felicito por este pequeño pero gran relato y por regalarnos un pellizco del Yosemite. Como siempre te digo cuidate y disfruta!
Siempre quise hacer esto ,pero me gano el tiempo felicidades
Cada vez me impresionas mas con tus relatos!! Me encantan!!! Tengo muchas ganas de hablar contigo!!! Un abrazo enorme hermanito!!
Hola viajero! No se si te acuerdas de nosotros, te escribimos desde rodadas (Alsan). Nos ha gustado tu relato de Yosemite! Hemos conocido a las mismas ardillas ladronzuelas pero en Canadá! Nosotros estamos en México y por aquí estaremos un tiempo antes de seguir hacia el sur.
Un saludo!
Por fin m’he pogut passar per aquí! És una passada, Nani! Es respira una tranquilitat tremenda entre les teves paraules i els bocins d’imatges que has penjat; estic molt contenta que estigui anant tant bé!
Per cert, ‘brutal’ o ‘bruuuuuuutal’? 😛
Un petó enorme d’aquesta petita retrassada :*
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